lunes, 4 de agosto de 2014

¿Identidades de género, o estereotipos asociados al género?


Recuerdo una vez, cuando todavía estaba en mis 16/17 años (hace mucho más tiempo del que me parece cuando lo recuerdo) salí a dar una vuelta con unas amigas por el parque y decidimos sentarnos un rato para charlar y echar la tarde. Una de ellas no contaba con arrastrarse por la hierba y se había puesto una minifalda y unas medias para salir.

Por aquel entonces iba siempre a todas partes con mi chupa de "cuero" y cuando vi que la chica no estaba muy convencida, me la quité y la extendí en el suelo para que se sentara. Total, era de plástico, no se iba a manchar o a mojar y no hacía frío… ¿qué mas me daba a mí? 

Recuerdo que hubo caras extrañas y que la chica en cuestión sonrió y me dijo: "Gracias, Laura. Eres adorable". Es curioso que un gesto amable hacia otra persona, muchas veces, sea encasillado con dos etiquetas de lo más absurdas: que eso es algo que hacen los tíos y que eso es algo que haces cuando te quieres meter en la cama con alguien. Pues ni lo uno, ni lo otro. 

(Intro de Watchmen)
Siempre, durante mi transición de adolescente a adulta, he tenido mis crisis con el tema de la identidad de género y de la sexualidad. Por una parte porque no hay información y porque ni adultos ni jóvenes están educados para entenderlo correctamente. Todo está encasillado  en pequeños compartimentos, para encajarte en uno de ellos con una serie de etiquetas: mujer/hombre, heterosexual/homosexual y muchas, muchas más. 

Y no contentos con ello, asociado a todo eso te enseñan qué tipo de ropa, de comportamiento y de carácter le corresponde a cada categoría. Te lavan el cerebro de tal manera que incluso te lo crees, te hacen sentir vergüenza por las cosas más absurdas, como puede ser que te guste casi siempre más comprarte la ropa en la "sección de hombre" que en la "sección de mujer". Que seas chica y no te maquilles todos los días, ni uses tacones. 

También te dicen que hay ropa para niños y ropa para adultos. Si eres mayor ya no te pueden gustar los muñequitos, ni los pastelitos ni nada que se asocie a lo infantil, como les pasa muchas veces a las Lolitas que visten Sweet.

No importa lo que hagas, siempre habrá un dedo apuntándote para llevarte por el "camino correcto" y hacerte sentir que lo estás haciendo mal. 

Con los años descubres que el sexo no importa. ¿Has nacido con vagina? Felicidades. Ahora ve y ponte lo que te de la gana. Ya sea un vestido de encaje rosa fosforito o una camisa ancha o un traje de chaqueta o ropa militar, o un tutú. Lo que llevas puesto no te representa más que el hecho de tener pene o vagina. Lo que hay en tu cabecilla, lo que piensas y sientes, eso eres tú. Lo demás son solo muestras externas de lo que te gusta o no te gusta, a ti, no lo que los demás piensan que debe gustarte. 

Cuando una persona te gusta, ya sea hombre o sea mujer, te gusta tratar bien a esa persona. Si eres mujer y sales con un hombre… ¿no le puedes sujetar la puerta del coche para que salga? ¿No puedes pasar tú a recogerlo a su casa? ¿No puedes regalarle flores? O cuando eres mujer y sales con una mujer… ¿Por qué ser amable y tratar bien a la otra persona inmediatamente se asocia a "ser el hombre" de la pareja? 

Hay tantísima confusión respecto a los roles y a la identidad de género que, o tienes la suficiente entereza como para llegar a conocerte y saber quién eres o acaban convenciéndote de todas las tonterías que la sociedad, en general, acoge como reales. 

Cuando la gente me pregunta "¿Pero esa camisa no es de hombre?", ¿sabéis qué les digo? Que por suerte o por desgracia, he aprendido a considerarme un individuo, por encima de mi género de nacimiento. Y que me niego en rotundo a aceptar que solo porque un diseñador haya decidido que esa camisa ha sido hecha para que la lleve un hombre, no me la puedo poner. 

Porque, las cosas como son: las camisas de cuadros de leñador, a esta de aquí, le quedan de putísima madre.









1 comentario :

CuteFaceNothingElse dijo...

Coincido con este post. Batallo con este tema cada día, hasta el punto de no saber si es mejor rendirse o no. No me considero femenina ni masculina, pero la gente que me rodea, queridos o no, se esforzan en arrastrarme a la casilla que me corresponde, consciente o inconscientemente. He nacido con la 'cruz' de ser, según otros, 'mona'. El sexo está sobrevalorado, a mi lo que me interesa son las mentes cultivadas, aquella persona que es capaz de mantener una conversación sincera sin miedo de los estereotipos sociales (cosa que no abunda hoy en día). No se tú, pero yo me siento sola con este sentimiento.