viernes, 7 de diciembre de 2012

"El miedo hiere más que las espadas" R.R. Martin


Hay lecciones que se aprenden cuando te pasan cosas difíciles. Creo o considero que las que aprendí yo hace dos años más o menos, fueron buenas. Por un lado me creé un sistema muy seguro para no pasarlo mal, o al menos, para no dejarme ir lo suficiente como para pasarlo tan mal. 

Después decidí que iba a intentar vivir la vida, sin tener miedo al cambio. Es fácil de decir, pero es jodidamente difícil hacer esto. Uno tiende a acostubrarse a lo bueno. Hay momentos en los que no te acuerdas de cómo hacerlo o algunos otros en los que simplemente no quieres. Porque el miedo está en la naturaleza humana, está en nosotros, es nuestra reacción natural al peligro. Las heridas físicas o el peligro de muerte asustan. Pero no hay nada que me asuste tanto como el dolor que va por dentro. 

Lo bueno que tiene haber estado abajo del todo, es que ya nada te da miedo. Los humanos tendemos a buscar situaciones estables, cosas que nos dan una falsa idea de seguridad. Yo no quería eso, no quiero eso, pero a veces tengo que recordarlo. 

Porque ya me lo dije una vez, y me alegro de haber recordado la lección: lo bueno que te ocurra, has de recibirlo con los brazos abiertos. Pero la puerta del corral tiene que estar abierta. 

Y las cosas dolorosas son parte de la vida de un ser humano, ocurrirán lo quieras o no, así que no hay que tenerles miedo. Hay que sufrirlas, hay que pasarlas, hay que aprender de ellas. 

Y si me esperan tiempos felices, bienvenidos sean. Y si me aguardan cosas tristes, entonces trataremos de aprender algo nuevo. 




1 comentario :

mitocacattiva dijo...

Cierto, las cosas buenas, y también las malas son parte de la vida, y vendrán las quieras o no. Ni por encerrarte van a dejar de llegarte cosas buenas, ni por protegerte con una coraza, quedarán fuera las malas.
Yo preferiría que solo te pasaran cosas buenas, pero como no va a ser así, solo espero que las malas que te lleguen te pillen lo suficientemente fuerte y madura para afrontarlas. Y que siempre recuerdes que yo sigo aquí, por muy lejos en kilómetros que estemos.