Standby
Recuerdo esa vez que, haciendo escala en Barcelona para volver a Sevilla desde Menorca, pasé la noche sola en el aeropuerto. Me pareció bastante curioso el aeropuerto por la noche, cómo iba muriendo y cómo parecía quedarse en standby.
Como un espacio perdido en el tiempo.
Saqué la cámara e hice algunas fotos. Después me puse a escuchar música, tirada en algún sofá de algún restaurante de comida rápida hasta quedarme dormida. Era todo muy tranquilo. Había algunas personas que también hacían escalas, repartidas por los rincones, intentando dormir. Otros trabajaban toda la noche.
A veces, llegados a este punto, me acuerdo mucho de este momento.
Tenemos ese tipo de etapas en la vida, en las que no pasa realmente nada y solo te queda mirar cómo pasa el tiempo, sin que haya apenas nada emocionante, nada que cambie, nada que te mueva. Te quedas en un punto perdido entre estar dormido y estar despierto. Te acuerdas de cosas y te pones nostálgico. Observas cómo pasan los demás y lo que hacen, pero es como si no estuvieras participando.
No es malo. Tampoco es bueno.
A veces me pregunto si hay alguna manera de cambiar eso, o simplemente tiene que ser así. Supongo que nada puede mantenerse funcionando al 100% de su fuerza las 24 horas del día, los 365 días del año.
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