viernes, 17 de junio de 2011

Egocentrismo


Es curioso, una tendencia que tenemos la mayoría de las personas a culpar a otros de las cosas que nos pasan. Cuando visitaba a un sabio hombre llamado Jerónimo, que estudió la carrera de psicología para algo, me decía a menudo que yo era responsable de lo que yo hacía, de lo que yo pensaba y de lo que yo quería para mí. Y que los demás, debían ser responsables de lo que hacían ellos o de lo que ellos querían. Era algo que nunca me había planteado, porque durante muchos años había permitido que los demás me invadieran con sus reproches, sus chantajes emocionales y sus necesidades, en lugar de pensar en las mías.

Luego, cuando iba a quejarme a mi amiga Marina de mis problemas sentimentales, siempre me decía: una persona no cambia. Puedes aceptar, en conjunto, las cosas malas que te aporta y las buenas, pensar que te compensa y quedarte con esa persona. O puede no ser así, por lo cual lo dejas. Si te quedas, es porque se supone que aceptas eso. Así que te jodes y no te quejes.

Una exposición quizás un poco exagerada de una gran verdad.

Luego, aprendí a base de manta de palo, que tú no puedes estar siempre esperando que el otro piense en ti y en tus sentimientos. Sobre todo porque, aunque no te hayas parado a pensarlo, probablemente el otro tiene sus propios problemas de los que preocuparse y no es que esté emprendiendo una campaña o conspiración contra ti para joderte la vida, simplemente está eligiendo en base a lo que quiere, necesita o le hace más feliz. Exactamente lo que deberías hacer tú, porque en el caso de que no seas feliz en esas circunstancias, quizás debas replantearte un poco si estás apostando en la dirección adecuada.

Y ¿por qué culpamos al otro?¿por qué creamos una conspiración cósmica hacia nuestros sentimientos, nuestra felicidad y nuestra persona?

Porque tenemos un YO enorme plantado encima de la cabeza y muchas veces, sin pensarlo, creemos que el universo gira a su alrededor. Y no es así, alguien puede apreciarte, alguien puede quererte, es más, puede incluso amarte tanto que se olvidará de sí mismo durante días, meses o años solo para hacerte feliz a ti. Hasta que se le pase.

Por eso... no se trata de ti. Se trata de que las demás personas también tienen derecho a vivir su propia película. Y tú a cuidar de que la tuya vaya por el buen camino.

Ojalá fuéramos capaces de hacerlo.







1 comentario :

La Tribu del Lirio dijo...

El porqué es muy fácil. Es más sencillo culpar a otras personas por tus desgracias que tener las cosas bien puestas en su sitio como pa' tirar palante : P

O simplemente los sentimientos de esa persona lo condicionan a sentirse así.