Adaptación
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Mi primera semana de trabajo. No ha terminado, me quedan las dos primeras horas mañana de 6:00 a 8:00. Y después a casa a hacerle sangre a la almohada. Pero el caso es que me voy adaptando. Ya no me quedo dormida ni ninguna de esas cosas. Ni tengo la sensación de "oh, al carajo" cuando suena el despertador a las 4:30 de la mañana. Cinco días y me he acostumbrado a mi rutina. Empieza a gustarme dónde trabajo, el trato que tengo con mis compañeros de la madrugada y mi rutina en el de las 11-15:00. Lástima que en este último me vayan a largar después de la semana que viene.
Pero el caso es que ahora me voy sintiendo diferente. Salgo del primer trabajo a las 8:00 y me voy a dar una vuelta y a conocer un poco Londres, en lugar de quedarme sin hacer nada. He encontrado sitios preciosos donde hacer fotos. Y luego cuando ya termina la jornada laboral y voy hacia el metro para ir a casa, aunque cansada, me siento bien. Ya no me siento como una extraña que no pinta nada aquí, ahora me voy a la cocina a comer y pienso: mi casa. Y me gusta. Además, he conseguido un trabajito extra retocando fotos para un tipo que hace fotos eróticas y no tiene ni pajolera idea de fotografía. Y le gano 8 libras la hora de trabajo, sentadita desde casa. Tengo trabajo, voy ganando mi dinero y me voy a quedar aquí.
Ojalá Aitor tenga suerte, que parece que la está teniendo por fin también, y ya todo estará genial. Porque empezar es duro, pero nadie dijo que fuera fácil y me gusta porque siento que esta experiencia me hace más fuerte. Y cuando ahora hago el camino hacia el bus para ir al trabajo y ya no me parece que el día será interminable, sonrío pensando que lo he conseguido. Madurar, crecer, empezar a ser un poco menos cría y hacerme un hueco en alguna parte.
Pero el caso es que ahora me voy sintiendo diferente. Salgo del primer trabajo a las 8:00 y me voy a dar una vuelta y a conocer un poco Londres, en lugar de quedarme sin hacer nada. He encontrado sitios preciosos donde hacer fotos. Y luego cuando ya termina la jornada laboral y voy hacia el metro para ir a casa, aunque cansada, me siento bien. Ya no me siento como una extraña que no pinta nada aquí, ahora me voy a la cocina a comer y pienso: mi casa. Y me gusta. Además, he conseguido un trabajito extra retocando fotos para un tipo que hace fotos eróticas y no tiene ni pajolera idea de fotografía. Y le gano 8 libras la hora de trabajo, sentadita desde casa. Tengo trabajo, voy ganando mi dinero y me voy a quedar aquí.
Ojalá Aitor tenga suerte, que parece que la está teniendo por fin también, y ya todo estará genial. Porque empezar es duro, pero nadie dijo que fuera fácil y me gusta porque siento que esta experiencia me hace más fuerte. Y cuando ahora hago el camino hacia el bus para ir al trabajo y ya no me parece que el día será interminable, sonrío pensando que lo he conseguido. Madurar, crecer, empezar a ser un poco menos cría y hacerme un hueco en alguna parte.
1 comentario :
Ole tus ovarios Lau... dando una lección a la vida :)
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