domingo, 16 de septiembre de 2012

Cuando el inmigrante eres tú



Llegué a Londres el día 6 de este mes. La primera semana fue un show entre encontrar el piso, asentarnos, comprar comida para los primeros días, hacer papeleos varios, alguna que otra entrevista de trabajo que no dio frutos... y una gastronteritis brutal desde la primera mañana, fiebre incluida.

Para empezar, una señorita aquí presente, que ni es demasiado pija ni demasiado poco, es la primera vez que abandona el nido. Claro, vives con tus padres y papá te lleva con el coche, o mamá te pone el termómetro, o te ayuda con cualquier historia que necesites. Aquí eres tú y en mi caso, mi pareja, que ha venido conmigo. 



Las primeras sensaciones cuando pisas la calle y ves a la gente pasando, de todas las culturas y de todos los estilos, como si fuera lo más normal del mundo es "¿Estás tú ya acostumbrado a esto?¿Habrás nacido aquí?¿Me sentiré yo como en casa con el tiempo o seguiré sintiéndome como una intrusa?". Les miras y lo piensas, te preguntas cómo llegaron ellos aquí o si nacieron en Londres. Todos parecen ir a lo suyo y no te miran dos veces, ni para lo bueno ni para lo malo. 

Por otro lado, hemos tenido suerte con los compañeros de piso. Son todos geniales, hacemos unas tertulias muy agradables en la cocina de vez en cuando y nos dan muy buenos consejos. Aquí no hay salas comunes, porque los alquileres y las hipotecas de las casas son tan carísimos, que para poder pagarlos los dueños tienen que alquilar todas las habitaciones. Así que si hay una sala, esa sala se convierte en dormitorio. Y ya está.



Las combinaciones de transportes son bastante buenas al igual que una ruina económica. Sacarse el bono mensual de bus y metro son 130 libras de zonas 1 a 3. Sin embargo, como vivimos en el limbo entre zona 2 y 3, la comida por ejemplo nos sale bastante económica. Especialmente si se sabe donde ir a comprar. 

Con el tema del trabajo de momento no está llendo mal. Hay movimiento, hay emails, hay llamadas y hay entrevistas. Yo ya tengo dos horas limpiando en la universidad de 6 a 8 de la mañana, lo cual me deja tiempo para encontrarme otra colocación y por el momento me pagará el alquiler.

Se nota mucho la barrera del idioma. A pesar de que ambos nos manejamos bien con el ingles en algunos trabajos es insuficiente por ahora. Así que de momento me limito a buscar en cosillas así, cocina o de nanny. Para chicas hay muchísima oferta para trabajar como nanny y me han contactado muchas personas que necesitan una. Esta semana tengo algunas entrevistas y con suerte, conseguiré algo para poder cubrirme el coste de vida completo por el momento.



La fotografía... pues me han llamado de un par de sitios. El lunes tengo que ir a una entrevista doble, como modelo de fotos y como fotógrafa, todo juntito. Suena demasiado bien como para ser cierto, pero las oficinas están en el centro, así que me llevaré escolta por si acaso y ya veremos.

Ya se me va quitando la sensación de que no pinto nada aquí y de que la gente que me cruzo por Londres también lo piensa. Me voy haciendo el cuerpo a que vivo aquí. Esperemos a ver si esta pequeña aventura da sus frutos y algún día consigo prosperar y acabar trabajando en mi profesión.

¡A seguir tirando currículums!

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