viernes, 28 de septiembre de 2012

The Reason




Este último mes de mi vida está siendo todo un cúmulo de emociones entre el estrés, la preocupación, la genialidad, lo nuevo, lo desconocido... Es curioso que, desde que estás en mi vida, es la segunda vez que tengo un mes de septiembre tan interesante.

Casi no me creo que hace un año que cogí un avión a Barcelona y me llevé todo el día hiperventilando y dando vueltas esperando a que llegara tu vuelo. Creo que me di de cabezazos contra casi todas las paredes de la casa de Juanjo. Pobrecillos, lo sufrieron conmigo.

Y yo por aquel entonces era una persona totalmente diferente. Estaba emocionada, expectante, quería probar suerte otra vez. Pero en el fondo pensaba que algo iría mal, que te cansarías, o que me cansaría yo, o que al final acabaría siendo lo que suele acabar siendo: todo tu, todo yo, y nosotros yéndose por el retrete. 

Pero ha sido el mejor año de mi vida, y no exagero ni lo digo por decir. Porque, a pesar de haber pasado por momentos duros, por situaciones difíciles, había una cosa que siempre me empujaba para afrontarlo y seguir adelante y eso era volver a verte. Volver a casa y que estuvieras esperando para llamarme por Skype. Esperar pacientemente a que alguno de los dos pudiera coger un vuelo para vernos.

Y hoy por hoy sigue siendo igual. Voy al trabajo, y no importa lo feo que sea el día o lo estresada que esté, porque cuando me inclino a sentirme mal o cansada, siempre pienso en lo poco que queda de día para volver a casa y verte un rato. Eres la única persona con la que puedo convivir durante meses en el mismo espacio sin acabar cometiendo homicidio. Porque respetas mi espacio, mi tiempo, y sin embargo siempre estás conmigo.

Gracias por todo. Por los besos, por la paciencia, por hacerme la cena, por escucharme y por intentar entenderme aunque a veces no pensemos igual, por ser como eres, por estar tan buenorro y ser un morenaco del copón, por animarme y apoyarme en todo lo que hago, por fugarte del país conmigo... y un largo etc.

Y tras toda esta parrafada sentimentaloide, en resumen solo hay una cosa que me gustaría decir. Y es que  a pesar de todo lo que me había pasado y en lo que me había convertido, encontré un motivo para cambiar la persona que solía ser. Un motivo para empezar de nuevo.

Y que ese motivo, eres tú.








1 comentario :

Punkita dijo...

No puedes ni hacerte una idea de lo que me alegro y de lo que me gusta leer algo así Lau... porque si tu eres feliz princesa... yo tmb middle mia :) tq!