Trabajando en Fitzwilliam House
Y sigue la vida en el paraíso
BPP. El edificio donde trabajo está en La City de Londres, es decir, en la zona pro. Ya su
nombre me daba buenas vibraciones, “Fitzwilliam House”. Y es que… ¿cómo no me
iba a gustar trabajar en un edificio que se llama como el señor Darcy?
Ya llevo una semanita trabajando
como supervisora de 6 de la mañana a 6 de la tarde, a veces las horas se hacen
un poco largas, pero una aprende a buscarse sus truquitos. Durante la mañana
suele estar todo muy tranquilo, ya que los estudiantes apenas dan la tabarra,
están todos metiditos en sus clases aprendiendo sobre “Bussines” y los
empleados de limpieza acaban de irse, así que todo está limpio. Eso me da
tiempo a mi para el escaqueo, véase: Internet, leer danza con dragones en el
ebook, etc.
Luego a eso de las 11:00 ya
empiezan a liarla un poco. Porque están ahí como pequeñas fierecillas dejando
bolsas y plásticos y vasitos de agua por todo el comedor, por las clases, por
los pasillos… ayer me encontré cuatro huesos de alitas de pollo, dispersos por
las dos plantas de BPP. A saber, igual algún estudiante estaba haciendo una
performance.
A las 12:00, si no hay incidencias, tengo horita y media de break. Le pido a Atila las llaves del security room y dedico el tiempo a comer, dormir un rato, leer si estoy sola, o a charlar con Lucy o Atila si almuerzan conmigo.
A las 12:00, si no hay incidencias, tengo horita y media de break. Le pido a Atila las llaves del security room y dedico el tiempo a comer, dormir un rato, leer si estoy sola, o a charlar con Lucy o Atila si almuerzan conmigo.
La gente del Staff en general es
muy maja. Todos somos de por ahí lejos, Andrés, mi ex supervisor, que ahora
está en recepción de BPP es colombiano. Atila y Kristof son Húngaros. Agnes es polaca y Lucy no lo
recuerdo bien. Pero con los que tengo más confianza supongo que son Andrés y
Atila. Nos pasamos el día marujeando en la cocina o diciéndonos tonterías por
el Walki-talkie.
Hablamos un poco de todo. De cómo
se vive en nuestros países respectivos, de cómo es la vida laboral en Londres,
de cine o de hobbys, de costumbres alimentarias… cada uno va averiguando cosas
sobre los otros.
De todas formas, digamos que el
“personajazo” es Atila. Es un húngaro muy guapito de cuarenta y tantos, así castaño
claro/rubio con los ojos azules, siempre enchaquetado y con un sentido del
humor un tanto irónico/tocapelotas. O como él suele decir de si mismo, a veces
es un “asshole”. Pero sin embargo, una vez se le coge confianza se preocupa por
cómo estás, te manda a echarte la siesta al security room si te ve cansado, te
unta manzanilla en el ojo si tienes una conjuntivitis (true story xD), te hace
señas extrañas a traves de los cristales para que te rías, y se va paseando por
el edificio diciéndome “Loooorra,
looorra, lorra” (qué le vamos a hacer, así suena en inglés el nombre de
una).
Y es guay. Porque no solo estoy
trabajando 12 horas al día por la pasta. Es todo. Son las experiencias, la
gente, las cosas que estoy aprendiendo de otros países, de cómo son las
personas que viven lejos de su casa y de su familia, tanto de ellos como de mí
misma. Estoy mejorando mi inglés tan rápido que no me lo creo. Al principio de
la semana pasada apenas entendía lo que me decían muchos de ellos. Ahora
raramente tengo que decirles que me repitan algo. Y cuando estoy en un ambiente
distendido, no me suelo trabar, ni equivocar hablando. Solo en situaciones en
las que tengo que pensar rápido lo que decir.
Así que llegando a la conclusión
de este post: Londres me sienta bien. Trabajar en el edificio del señor Darcy
me sienta bien. Bromear con Andrés y Atila me sienta bien. Llegar esta mañana
temprano y que el segurata me diga: “Empieza
a hacer frío. Se acerca el invierno” y que resulte ser un Friki de Juego de
tronos me sienta bien.
Y lo que mejor me va a sentar, va a ser este pedazo de merecido fin de semana que nos vamos a pegar cierto morenazo menorquín y yo, que es otro que lleva toda la semana trabajando a veces más de 12 horas diarias, y se merece descansar y disfrutar después de esta semana de currillo tan intenso.
Así que nada, pequeñas
criaturillas del mal. Aquí quedan más testimonios de Super Lau, superlaureando
en Londres.
Y un último consejo. Si me lees
de vez en cuando y piensas: yo querría
hacer eso. Pero… (insertar cualquier excusa aquí).
Borra el pero y compra un billete
de avión de ida. Así de simple.
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