viernes, 12 de octubre de 2012

Trabajando en Fitzwilliam House




Y sigue la vida en el paraíso BPP. El edificio donde trabajo está en La City de Londres, es decir, en la zona pro. Ya su nombre me daba buenas vibraciones, “Fitzwilliam House”. Y es que… ¿cómo no me iba a gustar trabajar en un edificio que se llama como el señor Darcy?

Ya llevo una semanita trabajando como supervisora de 6 de la mañana a 6 de la tarde, a veces las horas se hacen un poco largas, pero una aprende a buscarse sus truquitos. Durante la mañana suele estar todo muy tranquilo, ya que los estudiantes apenas dan la tabarra, están todos metiditos en sus clases aprendiendo sobre “Bussines” y los empleados de limpieza acaban de irse, así que todo está limpio. Eso me da tiempo a mi para el escaqueo, véase: Internet, leer danza con dragones en el ebook, etc.

Luego a eso de las 11:00 ya empiezan a liarla un poco. Porque están ahí como pequeñas fierecillas dejando bolsas y plásticos y vasitos de agua por todo el comedor, por las clases, por los pasillos… ayer me encontré cuatro huesos de alitas de pollo, dispersos por las dos plantas de BPP. A saber, igual algún estudiante estaba haciendo una performance.

A las 12:00, si no hay incidencias, tengo horita y media de break. Le pido a Atila las llaves del security room y dedico el tiempo a comer, dormir un rato, leer si estoy sola, o a charlar con Lucy o Atila si almuerzan conmigo.



La gente del Staff en general es muy maja. Todos somos de por ahí lejos, Andrés, mi ex supervisor, que ahora está en recepción de BPP es colombiano. Atila y Kristof  son Húngaros. Agnes es polaca y Lucy no lo recuerdo bien. Pero con los que tengo más confianza supongo que son Andrés y Atila. Nos pasamos el día marujeando en la cocina o diciéndonos tonterías por el Walki-talkie.

Hablamos un poco de todo. De cómo se vive en nuestros países respectivos, de cómo es la vida laboral en Londres, de cine o de hobbys, de costumbres alimentarias… cada uno va averiguando cosas sobre los otros.

De todas formas, digamos que el “personajazo” es Atila. Es un húngaro muy guapito de cuarenta y tantos, así castaño claro/rubio con los ojos azules, siempre enchaquetado y con un sentido del humor un tanto irónico/tocapelotas. O como él suele decir de si mismo, a veces es un “asshole”. Pero sin embargo, una vez se le coge confianza se preocupa por cómo estás, te manda a echarte la siesta al security room si te ve cansado, te unta manzanilla en el ojo si tienes una conjuntivitis (true story xD), te hace señas extrañas a traves de los cristales para que te rías, y se va paseando por el edificio diciéndome “Loooorra, looorra, lorra” (qué le vamos a hacer, así suena en inglés el nombre de una).



Y es guay. Porque no solo estoy trabajando 12 horas al día por la pasta. Es todo. Son las experiencias, la gente, las cosas que estoy aprendiendo de otros países, de cómo son las personas que viven lejos de su casa y de su familia, tanto de ellos como de mí misma. Estoy mejorando mi inglés tan rápido que no me lo creo. Al principio de la semana pasada apenas entendía lo que me decían muchos de ellos. Ahora raramente tengo que decirles que me repitan algo. Y cuando estoy en un ambiente distendido, no me suelo trabar, ni equivocar hablando. Solo en situaciones en las que tengo que pensar rápido lo que decir.

Así que llegando a la conclusión de este post: Londres me sienta bien. Trabajar en el edificio del señor Darcy me sienta bien. Bromear con Andrés y Atila me sienta bien. Llegar esta mañana temprano y que el segurata me diga: “Empieza a hacer frío. Se acerca el invierno” y que resulte ser un Friki de Juego de tronos me sienta bien.

Y lo que mejor me va a sentar, va a ser este pedazo de merecido fin de semana que nos vamos a pegar cierto morenazo menorquín y yo, que es otro que lleva toda la semana trabajando a veces más de 12 horas diarias, y se merece descansar y disfrutar después de esta semana de currillo tan intenso.

Así que nada, pequeñas criaturillas del mal. Aquí quedan más testimonios de Super Lau, superlaureando en Londres.

Y un último consejo. Si me lees de vez en cuando y piensas: yo querría hacer eso. Pero… (insertar cualquier excusa aquí).

Borra el pero y compra un billete de avión de ida. Así de simple. 

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