miércoles, 14 de noviembre de 2012

Deja todo atrás. Lo primero, el miedo.




La comodidad es un mal que nos acaba afectando a todos, a lo largo de los años en los que vamos creciendo y avanzando. Produce una especie de miedo crónico a lo desconocido, a no tener nada "seguro", a la inestabilidad de no saber qué va a ocurrir. Es por eso que la gente se pasa años en trabajos que odia, casados con personas que ya no conocen y asumiendo obligaciones incómodas que piensan que merecen la pena a cambio de esa falsa idea de seguridad, de que todo estará bien.

Pero lo cierto es que nada es seguro en esta vida, salvo la muerte. Mañana podrías quedarte sin trabajo. Tu mujer podría fugarse con un trapecista turcochipriota y tus hijos pedirte un alquiler por vivir en tu propia casa al ponerla a su nombre. Nada es seguro. Todo es posible. 

Así que es una excusa barata para dejar que el polvo se te acomode en la chepa. Haz las cosas bien, pero permítete el cambio. Experiméntalo. Saboréalo. Hay todo un mundo ahí fuera esperando a ser conocido. Y es imposible saber cómo es de verdad cada pequeño universo en unas minivacaciones de una semana. Ni siquiera en un mes. Son pequeños placeres que nos permitimos, pero al volver todo sabe a lo mismo. 

Se que no todo el mundo se siente como yo. Que no todos quieren cambiar, que les gusta su país. Pero yo no hablo por ellos. Hablo por los que tienen por las venas ese algo, que hace que el simple hecho de decidir hacer algo cinco minutos antes de estar haciéndolo sea como respirar aire fresco. De esos que odian estar entre cuatro paredes demasiado tiempo y tienen los pies inquietos y muchas ganas de moverse. 

No penséis tanto. No hay que marear tanto la perdiz. Haz el petate y empieza el camino. 

Saldrá mejor, saldrá peor, perderás dinero o ganarás dinero. Pero lo habrás hecho, y no te arrepentirás.


1 comentario :

Inmaculada Montero Torres dijo...

Me has descrito con tu entrada, aunque yo lo que estoy esperando es a terminar lo que me ata a mis cuatro paredes sevillanas, es decir, un curso de azafata y una asignatura de la carrera. Una vez haya acabado, mi idea es seguir tu ejemplo y volar.
Desde hace mucho tiempo sé que no quiero quedarme aquí y no porque realmente odie mi país, sino por el hecho de saber que hay miles de cosas, lugares experiencias que jamás probaré aquí metida.
Yo también animo desde este comentario a experimentar ese cambio, sinceramente creo que te ayuda a crecer como persona y a ser conscientes de muchas cosas importantes en esta vida.

Un beso Lau :)